MANIFESTACIONES DE CONDUCTAS DE ADAPTACIÓN DISFUNCIONAL QUE COLOCAN A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN COMPORTAMIENTOS POCO ASERTIVOS, DISRUPTIVOS Y VIOLENTOS. PARTE I

     La experiencia en el trabajo familiar, me ha permitido identificar una serie de actuaciones en niños, niñas y adolescentes que, combinados, determinan la existencia de conductas poco adaptativas, disruptivas y violentas. En una serie de artículos, se detallarán sólo aquéllas que evidencian niveles de adaptación disfuncional, susceptible de colocar a niños, niñas y adolescentes en la posibilidad de incurrir en comportamientos inestables, inseguros y violentos y en la manera en que los factores de riesgo familiares los determinan. En la primera entrega, se presentarán: Estereotipos de Género, Rezagos en la Adquisición de la Habilidades de Comunicación, Incoherencia de Juicios y Timidez e Inseguridad.
*Estereotipos de género, desde la educación en la familia, los niños, las niñas y adolescentes aprenden cuando son aceptables o rechazadas ciertas emociones, también aprenden a minimizar o a exagerar otras o bien a reemplazarlas o a reprimirlas. Asimismo, modelan comportamientos y formas de afrontar la realidad que pueden colocarlos en posición de riesgo. Por ejemplo, en el caso de los niños: (a) aprenden a no prestar atención a emociones como el miedo o la inseguridad, en tanto, se les insiste en que los hombres ‘no lloran’ o que los ‘hombrecitos’ deben ser temerarios, atrevidos y hasta desconsiderados con los demás. En el caso de las niñas, todavía se observa, que: (a) se les educa para mantenerse dentro de los límites del hogar, (b) no contradicen lo que se les dice, en el sentido, que se les insiste en que toda ‘mujercita’ ha de ser complaciente, servicial y atenta. Estos, “elementos de educación”, distorsionan la visión del rol que se desempeña y moldea a reproducir comportamientos: violentos, sumisos, así como rebelarse contra ello, pero de replicando el modo antes aprendido.
*Rezagos en la adquisición de habilidades de comunicación oral y escrita, la demora en adquirir tales habilidades repercute, directamente, en la conducta infantil y juvenil, ya que, merma su capacidad de análisis, de elaborar juicios, de medir consecuencias y de resolver problemas. En familias en las que los contactos entre sus miembros se limitan a aspectos formales como el cumplimiento de obligaciones, donde los padres y las madres no tienen tiempo para el desarrollo de valores o bien no se intercambian experiencias, puntos de vista y emociones, niños, niñas y adolescentes carecen de suficientes competencias para organizar, planear y analizar las situaciones a las que se enfrentan, limitándose para proyectarse a futuro y pone de manifiesto la poca capacidad para resolver problemas, condición que les origina dificultades al interactuar en el plano extrafamiliar (escuela, comunidad y sociedad).
     Por otra parte, cuando los padres y las madres son sobreprotectores y evitan colocar a sus hijos e hijas en situaciones que pudieran ocasionarles frustración, colaboran involuntariamente al desarrollo tardío de competencias como el lenguaje, lo que incidirá en ausencia o rezagadas habilidades sociales, como también, en la capacidad para llegar a acuerdos, condición necesaria para la resolución adecuada de problemas, eventos y requerimientos en los contexto de desarrollo (familia, escuela, comunidad y sociedad).
*Incoherencias de juicio, en la familia, a través del amor y el saberse importantes, niños, niñas y adolescentes aprenden autocuidados y adquieren la autoimagen y el autoconcepto necesarios para la construcción de una autoestima saludable. Lo contrario, supone problemas de adaptación al medio y problemas de juicio.
     En este sentido, contar con adecuada capacidad de juicio supone que niños, niñas y adolescentes reconozcan en su interacción las consecuencias de sus actos y que posean la capacidad para plantear soluciones a los problemas que se les presentan. Si los padres y las madres no promueven que sus hijos e hijas sean autónomos y aprendan paulatinamente a tomar decisiones y a asumir sus consecuencias, más sí, los enjuician descalificándolos y desvalorizándolos constantemente, obstaculizan la posibilidad de aprender a resolver conflictos.
*Timidez e inseguridad, los padres y madres sobreprotectores, que prolongan los cuidados infantiles y hacen por sus hijos e hijas todo lo que ellos y ellas pueden hacer por sí mismos/as, propician limitaciones para desarrollar plenamente las habilidades y destrezas adaptativas como emocionales propias de cada etapa evolutiva y evitan el enfrentarse a los requerimientos que la socialización supone, obstaculizando el proceso de independencia. Como resultado, los niños, niñas y adolescentes presentarán problemas para desenvolverse en su medio, serán tímidos e inseguros y, debido a que no aprendieron a enfrentar los obstáculos propios del crecimiento, carecerán de las habilidades sociales necesarias para oponerse a la influencia de sus pares.
     Asimismo, los padres y madres con estilos educativos autoritarios, muy estrictos o dominantes, que exigen obedecer por imposición, impiden el aprendizaje de análisis que facilita la adecuada introyección de normas y límites. Se preocupan tanto por el respeto a la norma, que dejan de interesarse por sus emociones y deseos, con lo que impiden la identificación y el desarrollo de competencias sociales. Estos padres y madres suelen ser perfeccionistas, consideran que cualquier esfuerzo realizado por sus hijos e hijas es insuficiente, circunstancia con la que garantizan en éstos una baja autoestima, motivo por el que buscarán, permanentemente, la aprobación y aceptación de sus pares y serán altamente vulnerables a su influencia.
     Por su parte, los padres y madres con estilos educativos indiferentes, distantes o desapegados, generan pocas o ausentes relaciones afectivas intensas y gratificantes al interior de la familia, desconocen las habilidades de sus hijos e hijas, propician que niños, niñas y adolescentes se sientan desamparados, abandonados y poco importantes, lo que afectará su autoconcepto y por lo general buscarán aceptación en sus pares.
     En la interacción con sus pares, la identificación y pertenencia a un grupo y la consecuente búsqueda de su aprobación y aceptación, los niños, niñas y adolescentes tímidos e inseguros se enfrentan a diferentes obstáculos: uno de ellos será oponer resistencia a los abusos e injusticias de que sean sujetos, lo que les parecerá difícil, dado que poseen un bajo autoconcepto y estima. Otro, consistirá en oponer resistencia a la influencia de sus pares, conduciéndolos a pocos o nulos contactos sociales y con sus pares, motivo por el que no tendrán la posibilidad de someter su sistema de valores al análisis, o de exponerlo al escrutinio social, lo que les impedirá desplegar su capacidad de juicio.
     En síntesis, la posibilidad de que niños, niñas y adolescentes sean influidos por pares negativos, se incrementa cuando provienen de familias en las que los padres y madres educan desde la relación del género estereotipado, no se comunican asertivamente, ni promueven la toma de conciencia y el desarrollo de sus fortalezas y competencias.

Referencias:

Covadonga, M. (2001).Factores Familiares vinculados al bajo rendimiento escolar. Revista Complutense de Educación [Revista en Línea]
Osorio, A. & Álvarez, A. (2004) Introducción a la Salud Familiar- San José, Costa Rica: Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (CENDEISSS).
Sanz, I. (2010). La Familia como factor protector o de riesgo del aprendizaje y desarrollo en general de los niños y las niñas. En: DISCAPACIDAD DIGITAL IBSN: 1-70-770-2608. [Documento en Línea] Disponible en: http://discapacidaddigital.blogspot.com. [Consulta: 2013, 04 Octubre].
Sanz, I. (2011). El Microsistema Familiar como Unidad de Análisis. Material Mimeografiado. Caracas: Autora.


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Ingrid Sanz

Editora
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