MANIFESTACIONES DE CONDUCTAS DE ADAPTACIÓN DISFUNCIONAL QUE COLOCAN A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN COMPORTAMIENTOS POCO ASERTIVOS, DISRUPTIVOS Y VIOLENTOS. PARTE III

     En esta tercera entrega, se presentarán tres manifestaciones conductuales que conllevan a una adaptación poco funcional en los niños, las niñas y adolescentes con determinantes, en su mayoría, de estilos parentales pocos asertivos. Son tales comportamientos: (a) Apatía, rabia, desaliento y poca motivación al logro, (b) Indiferencia y (c) Poca tolerancia a la frustración.





*Apatía, rabia, desaliento y poca motivación al logro, distinguen algunas de las respuestas que, principalmente, los y las adolescentes suelen dar a los problemas que el desarrollo de su identidad les plantea. En este sentido, es necesaria la intervención parental, desde un acompañamiento cercano y emotivo, promotor de las capacidades personales propias de la vida adulta (análisis, síntesis, capacidad de juicio y de resolución de problemas,…) ante los acontecimientos que se les plantea. 

     De igual modo, tales comportamientos pueden responder al estilo educativo adoptado por los padres y las madres, en tanto, demuestran poco o nulo interés hacia sus hijos e hijas, tampoco están atentos a sus necesidades, competencias o limitaciones. Este estilo parental asumido por los primeros, impiden que los segundos desarrollen un adecuado autoconcepto, promueve un desconocimiento de sí y posibilitan el enfrentamiento a situaciones estresantes, frustrantes, susceptibles de transformarse en un manejo inadecuado de las emociones que conlleva entonces a comportamientos pasivos, disruptivos y violentos.
 
     Por otro lado, cuando hijos e hijas son educados bajo el modelo permisivo-protector, los padres y las madres no promueven que sus hijos e hijas desarrollen habilidades de organización, planeación, análisis y síntesis de su entorno, lo que limita sus posibilidades de proyectar un plan de vida y puede generar el no cierre de eventos, trayendo, entonces, un entramar de acontecimientos de vida inconclusos.
 
*Indiferencia, se evidencia cuando el hijo e hija, bajo un deseo constante de reconocimiento, se le dificulta complacer a los padres y las madres; o bien cuando se trata de padres y madres, escasamente emotivos o que procuran una atención poco cercana a los hijos e hijas; éstos/as perciben un desinterés que los hace optar por estilos de respuesta como la negligencia, la apatía y la indiferencia, demostrando con ello su deseo de no competir más por el reconocimiento. Estos actos pueden llevar a niños, niñas y adolescentes a otros comportamientos o actitudes como la inactividad y el abandono, con los que demuestran su escasa dependencia de la gratificación proveniente de los demás.
 
     Cabe destacar, que usualmente, los y las adolescentes mantienen estos rasgos de desidia también con respecto a la sociedad, lo que origina que tengan problemas de adaptación: son tratados de manera diferente o incluso rechazados, incrementando la posibilidad de ser marginados o excluidos, condición a la que responden con niveles de desacuerdo social que pueden incluir la agresión y la comisión de otras conductas de riesgo.
 
*Poca tolerancia a la frustración, esta manifestación va en respuesta a los padres y madres sobreprotectores o incoherentes en el actuar disciplinar, en tanto, frena la adquisición de adecuadas formas de afrontar los problemas, además de limitar o frenar el desarrollo de las habilidades de socialización. El desacuerdo entre las figuras parentales o impedir que hijos e hijas asuman retos y responsabilidades o evitar enseñarles a enfocar las emociones de manera constructiva, fomentan en niños, niñas y adolescentes un manejo poco asertivo del control emocional, conllevando hacia una escasa tolerancia a la frustración y disminución de la capacidad para detenerse en la gratificación, como también el ser demandantes de sus padres.
 
     Para finalizar, cabe destacar que los niños, niñas y adolescentes con estas características son incapaces de autorregular sus emociones: fácilmente pasan de la angustia a la ira o del miedo a la necesidad de venganza, sin que medie análisis previo, simplemente, dan una respuesta emocional a la tensión originada por su incapacidad para tolerar que el mundo no sea como ellos o ellas lo esperan. En este sentido, desatender las normas se convierte para ellos en una manera de llamar la atención de sus padres y madres, de los que exigen la inmediata satisfacción de sus necesidades.

Referencias:

Covadonga, M. (2001).Factores Familiares vinculados al bajo rendimiento escolar. Revista Complutense de Educación [Revista en Línea].

Osorio, A. & Álvarez, A. (2004) Introducción a la Salud Familiar- San José, Costa Rica: Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (CENDEISSS).

Sanz, I. (2010). La Familia como factor protector o de riesgo del aprendizaje y desarrollo en general de los niños y las niñas. En: DISCAPACIDAD DIGITAL IBSN: 1-70-770-2608. [Documento en Línea] Disponible en: http://discapacidaddigital.blogspot.com. [Consulta: 2014, 06 Febrero]. 

Sanz, I. (2011). El Microsistema Familiar como Unidad de Análisis. Material Mimeografiado. Caracas: Autora.

Los y las invito, a su meditación, análisis, reflexión y comentarios.

Llegue a ustedes mi gratitud por seguir a Discapacidad Digital.

Ingrid Sanz

Editora
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